lunes, 25 de noviembre de 2013

JESÚS Y LOS NIÑOS

JESÚS Y LOS NIÑOS
“Llevaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orara por ellos, pero los discípulos reprendían a quienes los llevaban.

Jesús dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos”. Después de poner las manos sobre ellos, se fue de allí.

LOS NIÑOS

LOS NIÑOS

Los niños tienen una manera especial de captar lo religioso. Incluso nos sorprende ver con qué fervor rezan o se detienen ante una imagen de la Virgen. Es porque tienen un espíritu sencillo.
Es responsabilidad de los padres el cultivar los aspectos religiosos en los niños, igual que se les enseña a hablar o a leer. Captan muy bien lo que hacen los mayores, y si les ven rezando, yendo a Misa o explicándoles algún detalle de nuestra fe, lo asimilan con gran facilidad. Hay que aprovecharlo y no esperar a que sean adultos, porque el racionalismo propio de esa edad les impedirá acercarse a la fe.
Es fundamental la labor de los padres. Son ellos los primeros educadores. No pueden dejar esa función al colegio, ni siquiera a la catequesis de la parroquia, porque la familia es la primera escuela de la fe. ¿Cómo entenderá el amor de Dios si no ve amor en su casa? ¿O cómo será su relación con Dios Padre si su propio papá le da miedo o nunca está en casa?



domingo, 24 de noviembre de 2013


NIÑOS SANTOS


El Papa Francisco el viernes 1 de noviembre, nos recordó que los Santos son los amigos de Dios, que han transcurrido su existencia terrena en comunión profunda con Dios, hasta el punto de llegar a ser semejantes a Él, porque han visto en el rostro de los hermanos más pequeños y despreciados el rostro de Dios, y ahora lo contemplan cara a cara en su belleza gloriosa.


No nacieron perfectos

El Santo Padre también afirmó que los Santos “no son superhombres, ni han nacido perfectos”. Sino que son personas que antes de alcanzar la gloria del cielo han vivido una vida normal, con alegrías y dolores, fatigas y esperanzas. Son hombres y mujeres que tienen la alegría en el corazón y la transmiten a los demás.
Francisco no olvidó destacar que ser santos “no es un privilegio de pocos, sino que es una vocación para todos”. 

De modo que todos estamos llamados a caminar por la vía de la santidad, que tiene un nombre y un rostro: Jesucristo.


Y hubo santos tan pequeños como Santa María Goretti, Santa Ines, Maria del Carmen y  muchos otros que a pesar de la edadad tan corta alcanzaron la gloria del cielo pagando con el martirio "de sangre como el de cada día" su adhesión al Evangelio, siendo así centinelas de una radiante mañana, iluminada por la esperanza. 






sábado, 23 de noviembre de 2013

NIÑOS MARTIRES QUE MURIERON POR DEFENDER SU PUREZA

Niños  mártires que murieron por defender su pureza


Santa Inés Virgen y Mártir”
SANTA INES

El día 21 de enero es la memoria de su muerte, que siendo aún adolescente, ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, y consagró con el martirio el título de la castidad. Victoriosa sobre su edad y sobre el tirano, suscitó una gran admiración ante el pueblo y adquirió una mayor gloria ante el Señor.



Santa María Goretti


(Corinaldo, Ancona, 1890 - Nettuno, 1902) Joven italiana que fue canonizada por la virtud de su vida y por haber muerto mártir por conservar su pureza. Su familia, cristiana y muy humilde, vivía de la práctica de la agricultura en una pequeña propiedad que poseía en su localidad natal.





José Sánchez del Río -un mártir cristero de 13 años


JOSE SANCHES DEL RIO
Nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, Michoacán. Al decretarse la suspensión del culto público, José tenía 13 años y 5 meses. Su hermano Miguel decidió tomar las armas para defender la causa de Cristo y de su Iglesia. José, viendo el valor de su hermano, pidió permiso a sus padres para alistarse como soldado; su madre trató de disuadirlo pero él le dijo: “Mamá, nunca había sido tan fácil ganarse el cielo como ahora, y no quiero perder la ocasión”. Su madre le dio permiso, pero le pidió que escribiera al jefe de los Cristeros de Michoacán para ver si lo admitía. José escribió al jefe cristero y la respuesta fue negativa. No se desanimó y volvió a insistir pidiéndole que lo admitiera, si no como soldado activo, sí como un asistente. En el campamento se ganó el cariño de sus compañeros que lo apodaron “Tarsicio”. Su alegría endulzaba los momentos tristes de los cristeros y todos admiraban su gallardía y su valor. Por la noche dirigía el santo rosario y animaba a la tropa a defender su fe.

El 5 de febrero de 1928, tuvo lugar un combate, cerca de Cotija. El caballo del general cayó muerto de un balazo, José bajó de su montura con agilidad y le dijo: “Mi general, aquí está mi caballo, sálvese usted, aunque a mí me maten. Yo no hago falta y usted sí” y le entregó su caballo. En combate fue hecho prisionero y llevado ante el general callista quien le reprendió por combatir contra el Gobierno y, al ver su decisión y arrojo, le dijo: “Eres un valiente, muchacho. Vente con nosotros y te irá mejor que con esos cristeros”. “¡Jamás, jamás! ¡Primero muerto! ¡Yo no quiero unirme con los enemigos de Cristo Rey! ¡Yo soy su enemigo! ¡Fusíleme!”.



El general lo mandó encerrar en la cárcel de Cotija, en un calabozo oscuro y maloliente. José pidió tinta y papel y escribió una carta a su madre en la que le decía:
“Cotija, 6 de febrero de 1928.

 Mi querida mamá: Fui hecho prisionero en combate en este día. Creo que voy a morir, pero no importa, mamá. Resígnate a la voluntad de Dios. No te preocupes por mi muerte… haz la voluntad de Dios, ten valor y mándame la bendición juntamente con la de mi padre…”.







viernes, 22 de noviembre de 2013

NIÑOS SANTOS DE LA EUCARISTIA

Niños Santos de la Eucaristía


San Tarsicio

 Muerto el año 258, es el niño mártir de la eucaristía, y el patrón de los monaguillos y de los niños de la adoración nocturna. Tenía unos 11 años, cuando le encargaron que llevara la comunión a los encarcelados, pero unos compañeros suyos, al querer descubrir lo que llevaba con tanto cuidado, lo mataron. No lograron arrebatarle su tesoro, pues un soldado, que era ya catecúmeno y lo conocía, pudo llegar en el último momento y trasladó su cadáver a las catacumbas de San Calixto.

LA BEATA LAURA VICUÑA

 (1891-1904), recibió a los 10 años la primera comunión y a los doce años obtuvo el permiso de su confesor para ofrecer su vida por la conversión de su madre, que en el mismo día de sus funerales retornó a los sacramentos.


Amó entrañablemente a Jesús y lo visitaba frecuentemente en la iglesia.





MARÍA DEL CARMEN GONZÁLEZ

Fue una niña que ofreció su vida a Dios por la salvación de los que habían fusilado a su padre el 29 de agosto de 1936, durante la guerra civil española. Murió repitiendo el nombre de Jesús y de María. Su ofrecimiento tuvo lugar después de la comunión, pues, cuando comulgaba, se quedaba hablando con Jesús como una enamorada. Su proceso de beatificación está avanzando.


ANTONIETTA MEO

Llamada Nennolina, murió a los seis años en 1937. Le escribió a Jesús 162 cartas. Sus cartas a Jesús han sido publicadas en dos libros Carissimo Dio Padre de Editorial

Vaticana y las cartas de Nennolina de la Editorial San Pablo. En 1934 se enfermó gravemente y ofrecía sus sufrimientos a Jesús por los demás. Un día, después de la comunión, le dijo a Jesús que prefería morir antes de cometer un solo pecado mortal. Cuando su madre la llevaba a la iglesia, se arrodillabacon las manos juntas delante del sagrario. El 25 de diciembre de 1936 hizo su primera comunión con tanto fervor que los que la vieron creyeron que estaba en éxtasis, contemplando al divino Jesús.

GUIDO DI FONTGALLAND

Nació en París en 1913 y murió a los 11 años de una
enfermedad incurable. El día de su primera comunión, Jesús le dijo que pronto lo llevaría al cielo y él le respondió SI. Antes de morir, consolando a su madre, le manifestó: La Virgen vendrá a llevarme. Dios lo quiere así. La Virgen me ha dicho que de tus brazos, pasaré a los suyos. No llores, mamá, será muy dulce morir así.

SANTO DOMINGO SAVIO

(1842-1857), desde pequeño, su madre le enseñó a amar a Jesús Eucaristía y a mandarle besos al sagrario. Desde los cinco años, ayudaba al párroco como monaguillo en las misas. Y deseaba tanto hacer la primera comunión para recibir a Jesús, que, a pesar de que la costumbre era esperar hasta los doce años, el párroco le permitió hacerla a los siete años... Para él fue un día muy feliz e hizo el propósito de confesar y comulgar todas las veces que pudiera y de morir antes que pecar.
Para realizar sus estudios, debía caminar cada día cuatro kilómetros cuatro veces al día. Un día, un campesino le preguntó si no tenía miedo de andar solo. Él el respondió: No estoy solo, tengo conmigo a mi ángel custodio.
Cuando Don Bosco lo recibió en el Oratorio, fue un joven ejemplar que trataba siempre de poner paz entre los que se peleaban. Y siempre le pedía a don Bosco que le ayudara a ser santo, pues esa era su meta y su ideal. Para ello centraba su vida en la Eucaristía. En una ocasión, terminada la misa, todos fueron a tomar desayuno y, después, a estudiar. A la hora de la comida, preguntaron dónde estaba Domingo y lo buscaron. Lo encontraron detrás del altar de la iglesia, inmóvil, como en éxtasis. Había estado orando desde la misa hasta las dos de la tarde. Murió a los 15 años y fue canonizado el 13 de junio de 1954, siendo un modelo y ejemplo para todos los muchachos de su edad.




 IMELDA LAMBERTINI

Sintió, desde muy pequeña, un inmenso amor a Jesús Eucaristía y deseaba recibir la comunión lo antes posible. Sus padres la llevaron a vivir con las religiosas del convento de dominicas de Santa María Magdalena de Valdipietra de Bologna (Italia) y, cada vez que las religiosas se acercaban a comulgar, ella sentía unos vivos deseos de recibir a su amigo Jesús.
El 10 de mayo de 1333, fiesta de la Ascensión del Señor, la Comunidad estaba oyendo la santa misa. Al terminar la misa las hermanas se retiraron y ella se quedó sola para seguir orando. Pero, entonces, ocurrió un prodigio que vio una religiosa que entró a la iglesia. Una hostia blanca y brillante aparecía suspendida encima de la cabeza de Imelda. Inmediatamente, llamaron a un sacerdote que tomó la hostia y la colocó en una patena. El sacerdote interpretó el suceso como que el Señor quería que Imelda, que tanto lo deseaba, pudiera comulgar y le dio la hostia en comunión. 



En ese momento, se sintió tan encendida de amor a su Señor que se quedó en éxtasis del que nunca más volvió, pues murió ese mismo día. Tenía 11 años.



ANGELO BONETTA

Nació el 8 de setiembre de 1948. Desde niño se
 
distinguió por su bondad con todos y por su espíritu de sacrificio, ofreciendo sus sufrimientos por la salvación de los pecadores. A los seis años, le permitieron hacer la primera comunión por su gran deseo de amar a Jesús. Todos los domingos iba a misa y ayudaba al sacerdote como monaguillo.
En 1959 siente fuertes dolores en las piernas. Le descubren un tumor canceroso y tienen que cortarle una pierna. Y él, con paciencia y resignación, ofrece todos sus dolores por la salvación de los pecadores. En el hospital todos lo quieren y él aprovecha el tiempo haciendo apostolado entre sus compañeros enfermos. Con permiso del obispo, con trece años, hace voto de pobreza, castidad y obediencia dentro de la Asociación Silenciosos operarios de la Cruz. Ese día pudo decir: Ahora soy verdaderamente todo tuyo, Jesús. Todo tuyo y de la Virgen María para la conversión de los pecadores. El 27 de enero de 1963 hizo su última confesión y comunión, recibiendo también la unción de los enfermos. Al día siguiente, murió como un santo con sólo 14 años.




SILVIO DISSEGNA

Nació el 1 de julio de 1967 en Moncalieri (Italia). Recibe
 la primera comunión con mucha devoción a los ocho años. Tenía grandes proyectos. Quería ser maestro. A los 10 años empieza a sentir molestias en la pierna izquierda y le descubren cáncer al hueso. Tiene que recibir quimioterapia. En el hospital oye muchas blasfemias y, desde ese momento, quiere reparar tantas ofensas que hacen a Jesús, ofreciendo generosamente sus sufrimientos para consolarlo. Ofrece sus Dolores por el Papa, la Iglesia y los sacerdotes. Un día vio a Jesús en sus sueños con tal realismo que nunca dudará del amor de Jesús y, por eso, quería siempre recibirlo en la
comunión para amarlo más y unirse más a Él, y porque decía que los Dolores que sufría solo podá soportarlos con Jesús. Muere el 24 de setiembre de 1979 a los doce años.